lunes, 12 de septiembre de 2016

Noviembre

Noviembre. Se reflejaba la furiosa agonía del sol de media tarde en el negro de tus ojos, en la nada que se escribía en el silencio de tu voz, en las dudas que retumbaban en tu mente mía, en tu mío corazón.

Nos habíamos prometido abandonar los vicios y dejar de lado las letras de Cementerio Club sonando impotentes al fondo de nuestra acostumbrada depresión. Y aún así, estábamos allí. La habitación estaba llena de humo, Spinetta y vos: "...Y si acaso no brillara el sol y quedara yo atrapado aquí, no vería la razón de seguir viviendo sin tu amor..."

Me gustaría saber que pensabas entonces amor. Recuerdo verme dibujar mi angustia en tu boca, en los besos prematuros que nos dimos, en los besos futuros que no pretendían llegar. Me gustaría saber que pensabas entonces amor. Tenias un café demasiado dulce enfriándose en la mesa y una imaginaria mesera inquieta sujetando una cuenta por cobrar.

Habían pasado horas ya. Habían pasado días quizá y se petrificaba tu dolorosa imagen en el espejo. No tenías colores.  No tenias ausencia de color. No eras nada. No eramos nada. El sol no era nada, ni las partículas de colilla flotando en el espacio, ni los acordes de aquella vieja canción, ni las 3 cucharadas de azúcar calcinándose ante la espera eran nada. Nada. Nada como la hipocondríaca sensación de una muerte inminente antecedida por tu partida. Fingías piedad. Piedad en una despedida. Ja. Compartimos media vida y un último beso en la mejilla. Fuimos y fingimos ser sin ser ni estar, y ahuyentaste al sol y rompiste las promesas y me dejaste fría, vacía: "...Y si acaso no brillara el sol y quedara yo atrapado aquí, no vería la razón de seguir viviendo sin tu amor..."

jueves, 25 de febrero de 2016

Y te quiero.

Pasa que pasas constante y doloroso por mi mente y me acaricias y me dices que me quieres y me rodeas con tus alas y me aprietas contra tu pecho y siento latir a tu corazón vacilante y dibujas la ruta de la perdición por mi espalda y encuentras el centro de mi cielo y te detienes y me miras y me dices que me quieres una vez mas y me clavas tus garras-puñales y siento el veneno recorriendome cada espacio, cada miedo, cada "tú" volviéndose nada, siéndolo todo. Y pasa que pasas constante y doloroso por mi mente y te quiero y te quiero.

jueves, 18 de febrero de 2016

C'est la mort

Anoche sentí la desgarradora necesidad de buscarte. Me di 23 mil vueltas en la cama, me bebí 2 tragos de vodka, intente desesperadamente sacarle algunas respuestas a la luna. Parece que ella tampoco sabe a donde te has ido, parece que ella también ignora el porque. Quizá me este mintiendo para no herirme, yo se que te ha visto, me pregunto si le has hablado de mi. El insomnio estuvo jugando un largo rato con mi corazón y tu recuerdo que palpita doloroso dentro no fue de mucha ayuda. Anoche sentí la desgarradora necesidad de buscarte. Pensé en llamarte pero me aterraba la idea de que no contestases, o ¿es quizá el temor a oír tu voz después de tantos soles el que me esta matando? No sé. Ultimamente le tengo incluso miedo al miedo, que irónico, ¿no? A veces lo detesto cuando llega y me hace sentir viva y me levanta a las 3 de la mañana y no me deja dormir, y me hace darle 23 mil vueltas a la cama y tomarme 2 tragos de vodka y hablarle a la luna que finge no tener respuestas,¿por qué te estas tardando tanto? Me duele este espacio que sabe a todo menos a universo. Me duele el tiempo que ya incluso se canso de correr en el reloj. Me pregunto porque te espero si se que quizá ya nunca vendrás. ¿Crees que estoy siendo demasiado cruel conmigo misma? Lo sé, entiendo, ya me lo habías dicho: debería olvidarte, superarte, tirarte al cajón de los sueños sin dueño y buscar a alguien mas. Vaya, lo haces ver tan sencillo, tan poco complicado, tan increíblemente indoloro que me gustaría poder creerte, pero no puedo. Es mi culpa, eso también lo sé. Nunca he sido buena para las despedidas, lo sabes, y de todos modos, anoche sentí la terrible necesidad de buscarte y también de aprender a decir adiós.