martes, 20 de mayo de 2014

De cabeza.

A él le gustaba ver el mundo de cabeza, la ciudad con el corazón en las aceras y los pies en el cielo.

Le gustaba embriagarse de luces tintineantes de edificios llenos de cuerpos, vacíos de almas y lejanos sonidos de un abrumador y cansino trafico.


Le gustaba sentir el viento en la cara y el alma fría, nueva.


Le gustaba dibujar patrones en la oscura noche como deseando que su alguien pudiera ver su lienzo de tan lejos pero tan cerca a la vez.


Le gustaba pretender que su alguien, el de los pies en la tierra y el corazón refundido en su hueco pecho podía mirar el cielo en su mundo quieto, irreversible y por un instante, tan solo por un instante podría sentir que daba un giro, que también con el simple hecho de pensarlo, estaba de cabeza.


domingo, 4 de mayo de 2014

Infinitos

El recuerdo de la infancia que perdura, la fuerza que te sostiene, las risas que te mantienen vivo, el baile que le da ritmo a tu existencia, la compatibilidad al momento de amar.

El tiempo puede ser tan lento y la vez tan constante que tiene la capacidad para disparar fuera de su jaula a eso a lo que le llamamos alma.


Puede ser tan lento y la vez tan constante que tiene la capacidad de revelar lo que somos y ocultamos, lo que somos y lo que fingimos ser.


Puede ser tan lento y constante que en cuestión de 3720 horas puede llenar el vació de una vida entera y puede darle ganas de existir a una existencia casi muerta.


Y amar a alguien puede ir mucho mas allá de lo soñado, de lo idealizado; amar a alguien puede ser tan sencillo como mirar a esa persona fijamente a los ojos o tan complejo como tratar de entender lo que esa mirada oculta.


Y amar a alguien puede ser tan real y a la vez tan imposible como saber que somos infinitos.