Son las 11 y como cada noche el reloj se muere un poco cuando las manecillas marcan la hora 23.
No tengo ganas de escribir pero si tengo la infernal necesidad de hacerlo. Ojalá tu vida no estuviese tan inmersa en mis letras. Ojalá tu vida no estuviese tan inmersa en la mía.
No mi amor, tu no sabes cuanto dolor me ha costado dejarte ir.
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